Te oigo y te escucho
Oír y escuchar
no es lo mismo.
Oír es
percibir un sonido y requiere del funcionamiento del sentido del oído y del
sistema auditivo para interpretarlo, lo cual conlleva una respuesta fisiológica.
Escuchar es
el conjunto de percibir el sonido y comprenderlo. La comprensión de los sonidos
implica, además de la respuesta fisiológica de oír, unos procesos cognitivos de
atención, concentración, memoria y aprendizaje.
De este
modo, oímos de manera involuntaria, pero escuchamos voluntariamente. Nuestro
sistema auditivo puede captar sonidos, pero la escucha de los mismos dependerá
de la atención que le prestemos o la voluntad que le pongamos en comprenderlos.
El cerebro
es el encargado de procesar la información sonora que le llega. En él se
filtran los sonidos que llegan para procesar realmente lo que queremos. Es por
ello por ejemplo que en una fiesta con mucho ruido o entre una multitud podemos
prestar atención a la conversación con una sola persona. Las respuestas
neurales de la corteza auditiva sólo se activan cuando llega el sonido que se desea
escuchar, ignorando el resto.
Se puede
deducir por lo comentado que escuchamos de forma discriminada debido a la
voluntariedad del acto. Al ser voluntario y requerir atención o memoria para su
comprensión, hay temas a los que no prestamos atención o nos distraemos o bien
porque no los comprendemos y perdemos el hilo o bien porque no nos interesan.
Un
conjunto de sonidos que podemos percibir y nos pueden hacer sentir diferentes sensaciones
son los que generan música. No todos percibimos la música del mismo modo. Hay
factores que pueden afectar a como la percibimos, y uno de ellos puede ser el
entrenamiento musical recibido. El desarrollo del oído musical modifica la
percepción y es por eso que hay estudios que ligan la formación musical con los
gustos musicales: personas con formación musical prefieren géneros como el rock
o culto mientras que personas sin formación musical se inclinan hacia la música
más popular como por ejemplo el pop.
Por otro
lado, la manera en cómo nos sintamos personalmente influye directamente en como
percibamos la música. Asociamos un estilo musical en general o una canción en
particular a nuestro estado de ánimo. Si lo pensamos seguro que se nos ocurren
unas cuantas canciones que tenemos asociadas tanto a alegría como a tristeza.
La
percepción personal que le podemos dar a cada canción hace que ciertas
canciones nos emocionen (que nos trasmita, que nos transporte a ciertos
momentos etc) o que nos deje indiferente.
Además de
la percepción propia, características de la canción como el tempo, ritmo o
notas propician unas sensaciones u otras en las personas. Las canciones con
tempos lentos traen sensaciones de calma y serenidad mientras que las que los
tienes rápidos generan sensaciones más alegres.
Lo mismo sucede con el ritmo de la canción que activa o relaja los músculos
dependiendo si es ritmo rápido o lento respectivamente. Por su parte, las notas
agudas actúan sobre el sistema nervioso aumentando los reflejos, por lo que
pueden ayudar a que nos espabilemos mientras que los sonidos graves ejercen el
efecto inverso y facilitan la relajación.
Los instrumentos
empleados también juegan un papel importante:
-Instrumentos
de cuerda: Son expresivos y pueden servir tanto cuando nos sentimos bien como
mal.
-Instrumentos
viento: Proporcionan alegría por lo que pueden
ayudar en momentos de tristeza.
-Instrumentos
de percusión: Favorecen la acción y el movimiento por lo que están más ligados
a la diversión cuando nos sentimos bien.
Visto todo
esto, podemos observar la importancia de la música y de todos los estilos en
general porque no sabemos como puede hacer sentir un estilo concreto a cada
persona. La música nos permite desconectar, nos alegra, nos divierte, nos
relaja… Es un elemento capaz de modificar nuestro estado de ánimo a través del
sonido. Disfrutémoslo.
Bienvenida, Joana, al módulo de Ciencia y Artes.
ResponderBorrarEsta primera tarea la has solventado sin problema. Sólo debo hacerte dos sugerencias importantes: cuida las tíldes y los signos de puntuación (especialmente las comas, que no siempre pones cuando hacen falta) en cuanto a la redacción; y recuerda que debes referenciar todas las ideas que hayas tomado de otros autores (por ejemplo, las afirmaciones sobre el impacto de los distintos tipos de instrumentos en las emociones y otras ideas que expones que han sido consultadas).
¡Ya tienes tu primer punto!