Cultura Científica
Definiciones de cultura científica
En primer lugar, mencionaremos la definición
inicial dada por Miller y expuesta en página 3 de “Cultura científica
para la educación del siglo XXI” de Noemí Sanz Merino y José Antonio López
Cerezo.
En la misma línea de la definición
1, en “Mas
allá del paradigma de la alfabetización. La adquisición de Cultura Científica
como reto educativo.” de Irene Díaz y Myriam García se trata la cultura
científica entendida como alfabetización
“El
primer gran problema que se identifica es que definen y miden la cultura
científica principalmente a través del conocimiento de los hechos. Wynne (1995)
observa que la cultura científica es entendida como forma de instrucción, de
acumulación del saber, sea éste socialmente válido o no. A esta concepción
subyace la idea de ciencia de la concepción heredada, expuesta en los apartados
anteriores. De acuerdo con esta imagen tradicional, la ciencia es entendida
como un cúmulo coherente de conocimientos que describen la naturaleza real de
las cosas, y en el que hay poco margen para la duda o el error. En este sentido,
cultura científica y alfabetización científica quedan asimiladas. La cultura
científica de los individuos se limita a contener los conocimientos básicos de
la ciencia cristalizada, es decir, respuestas apropiadas a las preguntas habituales
sobre el origen del oxígeno terrestre o la estructura del Sistema Solar.”
Avanzando en el tiempo podemos ver
como va evolucionando esta definición en, por ejemplo, una definición de Miller
expuesta en la página 3 de “Estudios de
cultura científica en América Latina” por Leonardo Silvio Vaccarezza
“La definición señera de Miller
de cultura científica (Miller et al., 1998) implica considerar al público como
un proxi a la profesión científica. En efecto, ser un ciudadano alfabetizado
científicamente o con cultura científica significa tener un “nivel de
conocimientos de términos y conceptos científicos suficiente como para poder
leer un periódico o una revista y para entender lo esencial de los argumentos
que se empleen en una controversia”, de manera de poder participar con
opiniones propias en la discusión pública sobre avances y consecuencias de las
aplicaciones tecnológicas. Queda claro que la cultura científica es algo
producido por los científicos al margen del público más amplio, y luego
transmitido, de manera relativamente accesible, a los no especialistas. Al
público, por lo tanto, se lo entiende como una entidad pasiva y receptora, con
la única función de incrementar su comprensión del conocimiento científico.”
Esta misma definición aparece en la
página 5 del texto referido en la definición 1 (“Cultura científica
para la educación del siglo XXI”) con otras palabras:
“La cultura científica popular pasa, así, a
ser descrita funcionalmente por los expertos como la comprensión de conceptos y
construcciones científicas que permiten a los ciudadanos leer una publicación
cotidiana y entender en esencia los diversos argumentos que puedan estar
enfrentados en controversias tecnocientíficas (Miller, 2000).”
Se observa, diferencia con la primera
definición que el término de cultura científica va adquiriendo un carácter más
funcional para la población hasta llegar a una definición más actual dada
por Jose Antonio Lopez y que podemos ver
en el artículo “Las
tres ramas de la Cultura Científica”.
“…como concepto ecléctico se puede considerar la Cultura
Científica como "conjunto de conocimientos no especializados de las
diversas ramas del saber científico que permiten desarrollar un juicio crítico
sobre las mismas y que idealmente poseería cualquier persona educada"”.
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