¿De qué lado estas?
Desde el inicio de los tiempos, el ser humano se ha movido
por la Tierra indagando en aquello que le rodea. Se iban conociendo y
descubriendo nuevos elementos de los cuales se disponían a conocer sus
propiedades para poder aprovecharlos y que fueran de utilidad en la vida
cotidiana. Sin saberlo, y sin ponerle aún
nombre, se adentraban en un mundo que hoy en día denominamos ciencia.
Personalmente, siento admiración por lo que la ciencia
engloba. Cómo, gracias a ella, hemos ido
evolucionando y aprendiendo de un mundo del que no sabemos aún una mínima
parte. Esto nos ha permitido poder disfrutar de muchísimas comodidades de las
que no somos conscientes. Desde el mundo de la informática hasta algo que ahora
vemos tan simple como lo es una rueda, sin olvidar los grandes avances en materias
tan importantes como la medicina.
Pero, ¿qué se supone que es la ciencia?
La mayoría de la población no sabría ni como empezar a describirla, pero la realidad es que se da más veracidad a algo que lleve la connotación de científico que a algo que no lo lleve. En el mundo consumista en el que nos movemos, muchas empresas aprovechan este hecho como marketing para vender más y hacer mayor negocio. Esto lleva a falsas noticias, falsos anuncios… Palabrerías que consiguen denigrar el mundo de la ciencia ante la población en general.
Estos engaños llevan a cuestionar en muchos momentos la
ciencia.
Actualmente estamos pasando por una pandemia en la cual
muchos nos llevamos las manos a la cabeza ante los denominados “negacionistas”,
pero ellos son la prueba de que hay gente que relaciona la ciencia con engaño. Contradictorio,
porque esta misma gente vive rodeada de ciencia. Aplicando esto a mi mundo que
es la química, me ha tocado verlo muy de cerca con la gran quimifobia. “¿Eres química?
A mi eso no me gusta, es peor, es mejor lo natural” Pero en lo natural también hay
química, hay ciencia.
Creo que estamos en un momento crítico en el que no se es
capaz de valorar qué es la ciencia y la gran importancia que tiene en nuestro
día a día. Sin juzgar y disfrutándola.
Es imprescindible
sembrar unos cimientos de cultura científica para que, con ellos, cada persona
sea capaz de tener un criterio propio ante las diferentes informaciones que
llegan de todos lados. ¿Será tarde? Nos toca a nosotros, los que confiamos en
la ciencia, aportar nuestro granito de arena para intentar abrir los ojos de
quienes los tienen muy cerrados.
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