¿Picoteamos algo?


 Días de lluvia. La calle rebosa ese característico olor y los caracoles salen a pasear. Estos pequeños animalitos siempre me traen recuerdos de la familia. Tras un día de lluvia, mi tío salía a recoger caracoles y así poder asarlos. Era muy simple: ponerlos al fuego encima de un palé con paja. Tras asarlos, untarlos en una especie de salsa de pan y ajo y… ¡Toda una delicia!
Para ciertas personas este menú no supone más que asco ¿cómo se pueden comer eso?
En países asiáticos, un alimento muy típico son los insectos. Se comen en todas sus variedades y cocinados de diferentes modos. En nuestro país todavía estamos muy lejos de normalizar este alimento, ya que en muy pocos supermercados se pueden encontrar, pero deberíamos hacernos una idea de la gama de este producto del que disponemos así como sus posibles beneficios. Ante la imposibilidad de largos paseos por el supermercado debido a la crisis sanitaria en la que estamos sumergidos, vamos a ver la venta online.

¿Frutos secos y aceitunas como snack? Una alternativa son estos gusanos búfalo que podemos encontrar en la página web de Naturistas.es Están liofilizados y se pueden comer directamente.








Otro ejemplo de insectos liofilizados que se pueden comer directamente son las langostas, pero no las de mar sino estas:


Se pueden encontrar en la página web insectum.es

Estos insectos contienen gran cantidad de proteínas y de grasas. Para hacernos a la idea con carne que conocemos, las pechugas de pollo contienen 31g de proteína y 3.6 g de grasas totales mientras que los filetes de ternera 25g de proteína y 19g de grasas totales por cada 100g de producto. 
Viendo los dos tipos de insectos se ve claramente que estos contienen mucha más proteína, llegando a ser de 56g por cada 100g de gusanos búfalo.

Siempre hay que tener en cuenta el cocinado que le vayamos a realizar al alimento o el acompañamiento que lleve, ya que esto hace variar enormemente estos valores nutricionales.

Por ejemplo, también podemos adquirir grillos bañados en chocolate y los hay en tres variedades: con chocolate con leche, con chocolate blanco y yogurt o con chocolate con leche y Salmiakki. Los valores nutricionales de estos productos son muy diferentes a los no alterados, disminuyendo considerablemente las proteínas.





Con estos datos, ¿por qué somos tan reticentes a probar estos bichitos?

Quizás, los prejuicios o las costumbres nos hagan perdernos miles de alimentos ya no solo de gran sabor, sino de un buen valor nutricional.


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