Envases


Visitamos el supermercado…
¿Dónde estáis alimentos? ¿Estáis tras esos envases? 
Efectivamente, ¡Ahí estáis! 
Pero, ¿Por qué os escondéis tras ellos? ¿Os protegen?

En nuestro día a día estamos acostumbrados a ver muchos tipos de envases. A pesar de no ponerles nombre, los tienen. Entre los diferentes tipos de envase destacan los envases activos y los envases inteligentes. ¿Sabríamos encontrarlos y diferenciarlos?

Los envases activos contienen una combinación de gases o sustancias antimicrobianas que interaccionan con el alimento en el interior del envase incrementando su vida comercial. A pesar de interactuar con el alimento, no ofrece información adicional para el consumidor.


Muchos de los productos que adquirimos en los supermercados vienen con este tipo de envase, como es el caso de los filetes de ternera.


 En este producto indica “Envasado en atmósfera protectora” pero, ¿qué significa esto?  
Los principales mecanismos de deterioro que afectan a la carne son: el desarrollo de microorganismos, la oxidación de grasas y el cambio de color en la carne.
Al ser conservada a bajas temperaturas, el desarrollo de microorganismos y la velocidad de oxidación disminuyen pero, para mantener ese deseable color rojo intenso es necesario grandes concentraciones de O2. Otro gas que se emplea es el CO2, que inhibe el desarrollo de bacterias y junto con el O2 generan un doble efecto de estabilidad. Las concentraciones óptimas de esta atmósfera de conservación son 20-30% de CO2 y 70-80% de O2, que permite prolongar el tiempo de conservación de 3-4 días a 6-8 días o más.





Por otro lado, en el envase  inteligente se proporciona al consumidor información sobre el producto que contiene. No le añade ninguna sustancia que modifique sus propiedades o vida útil como el envase activo, sino que contiene sustancias que cambian conforme el alimento se va deteriorando. Esto permite al consumidor saber el estado del producto y si puede ser consumido o no.
Un ejemplo de este tipo de envase es el envase de indicador de frescura, que indica el deterioro o falta de frescura del producto mediante la detección de metabolitos volátiles producidos por el envejecimiento del alimento que el envase contenga. El envase contiene un indicador que cambia de color en contacto con CO2, diacetatos, aminas, amoniaco o sulfuro de hidrógeno.



Estos envases nos facilitan la vida, pero hasta ahora se ha vivido comprando carne fresca en la carnicería o fruta y verdura recién cogidas del huerto sin problemática ninguna bastándonos en colores y olores que podemos percibir para saber del buen estado del producto. Actualmente nos encontramos ante un problema medioambiental por el cual deberíamos plantearnos hasta que punto son necesarios estos envases, pensando más en lo que nos rodea y menos en caprichos, haciendo uso de ellos en casos realmente necesarios.

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